Lo mejor será escoger el camino de Galta, recorrerlo de nuevo (inventarlo a medida que lo recorro) y sin darme cuenta, casi insensiblemente, ir hasta el fin -sin preocuparme por saber que quiere decir " ir hasta el fin " ni que es lo que yo he querido decir al escribir esa frase. Cuando caminaba por el sendero de Galta , ya lejos de la carretera, una vez pasado el paraje de los banianos y los charcos de agua podrida , traspuesto el portal en ruinas , al penetrar en la plazuela rodeada de casas desmoronadas, precisamente al comenzar la caminata, tampoco sabía adónde iba ni me preocuopaba saberlo. No me hacía preguntas: caminaba nada mas caminaba, sin rumbo fijo. Iba al encuentro... ¿de qué iba al encuentro? Entonces no lo sabía y no lo sé ahora. Tal vez por eso escribí "ir hasta el fín": para saberlo, para saber que hay detrásdel fin. Una trampa verbal; después del fin no hay nada pues si algo hubiese el fin no sería fin. Y no obstante, siempre caminamos al encuentro de..., aunque sepamos que nada ni nadie nos aguarda. Andamos sin dirección fija pero con un fin (¿cuál?) y para llegar al fin. Búsqueda del fin, terror ante el fin: el haz y el envés del mismo acto. Sin que ese fin que nos elude constantemente ni caminaríamos ní habría caminos. Pero el fin es la refutacióny la condenación del camino: al fin el camino se disuelve, el encuentro se disipa. Y el fin -también se disipa. ....
Octavio Paz - El camino y el fin (Mono Gramático)
31 de octubre de 2011
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Literatus
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