Me imagino que siempre nos acompañaremos como viejos conocidos,
con ese oro
ya empañado por los años,
con los errores por encima de los labios,
dibujando
solo una cruz gastada con los dedos,
ese pulgar tan besado y lleno de Milagros…
Que serias ahora? abandonado en el camino,
la ráfaga en la mirada de algún loco
que se creyó feliz justo en el borde del abismo,
pudieras dibujarte como una
conciencia mal parida y pestilente,
pero fuiste hasta de rosas…
tendría miedo
de llamarte quimera,
ardías en una realidad cegada por somníferos escondidos,
nadie podría dudar de ti, de tu realidad prolija,
soberbia encima de todo como
una equimosis persistente,
bizarro como un momento conteniéndose en el pliego
del tiempo…el tiempo… el tiempo…
un aire zafado de adentro como una soga arrojada a su suerte,
un aire zafado de adentro como una soga arrojada a su suerte,
nadie se escapa de la horca, una sentencia que vibra …
y
quién podría venir despacio y susurrante a pedirle limosnas a la vida…
También podría besarte debajo de la lengua,
olvidar que tengo un demonio en
los sesos enjaulado hace años en la rutina memorial de tu ausencia,
con el
movimiento justo del moribundo que alarga su agonía,
su asfixia como el pez a
flote
y deseo el roce... manto contaminado de tus ojos,
afanosos
quejidos que de noche reconocen la soledad entre la gente ignorante de la
carne,
de pies andando sobre un cuerpo de piedra,
de manos cortadas en los puños…
Diría que vinieron a salvarme en madejas,
cosiéndome con virutas,
lanzándome
de ti como algo irrecuperable,
desdeñosa en el silencio…
con lo que fuiste...
alojado en el pulmón…